Desde todas las primeras civilizaciones y hasta nuestra época, el hombre intenta dar respuesta a la pregunta "¿qué es la vida?" ¿Qué condición nos permite asegurar que una estructura es un ser vivo? ¿en qué difiere un sistema vivo de uno no vivo?
Los seres vivos como sistemas abiertos
Los seres vivos pueden ser analizados en diferentes niveles de organización.
Por ejemplo: a nivel celular se considera a la célula como un sistema viviente conformado por biomoléculas, que se encuentran en interacción con otras células y con su medio interno; a nivel tisular, se considera al tejido como un sistema constituido por un conjunto de células que se relacionan entre si y cumplen una función determinada; y en un nivel mayor puede estudiarse una población como un sistema formado por un conjunto de individuos que comparten un área determinada.
Los organismos son sistemas abiertos, es decir, intercambian materia y energía con el entorno que los rodea.
Los seres vivos toman la materia del medio en forma de alimentos, agua y sales; la transforman, la asimilan y la devuelven al medio en forma de sudor, dióxido de carbono, oxigeno, materia fecal, orina, hojas, pelos, plumas, etc. Algunos seres vivos, como las plantas, toman sales y agua y sintetizan sustancias complejas; otros organismos como bacterias y hongos, toman la materia eliminada en forma de desechos y la descomponen; así la materia vuelve a circular por el ecosistema.
Al transformar la materia, los seres vivos obtienen, transforman y almacenan energía.
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